La siempre activa en los mentideros del 'star-system' Lindsay Lohan está que trina. Nada ha podido hacer su abogado para evitar que su protegida acabe entre rejas. La violación de la prohibición de beber alcohol dicatada tras la detención que sufrió la actriz en 2007 por conducir ebria, he hecho que la juez encargada del caso la condenase a 90 días tras las rejas. Lindsay, lloró desconsolada al escuchar la sentencia.
En un momento de la audiencia, Lohan se dirigió a la Magistrado del Tribunal Supremo de Beverly Hills, Marsha Revel y le dijo: "Yo no estoy tomando esto como una broma. Es mi vida y mi carrera, algo que he trabajado toda mi vida".
"He intentado hacer lo mejor que puedo. Realmente pensaba que estaba haciendo lo que debía hacer, y lo digo con todo mi corazón", agregó Lindsay, consternada.
Sin embargo, la jueza Revel se mostró implacable: "Yo no podría haber sido más clara, y no se cumplió. Es como alguien que no cree que esté engañando a menos que la descubran. Ella viene y va como le da la gana. No hay excusas".
La autoridad judicial había condenado anteriormente a la actriz a renunciar a la bebida después de perder una cita en la corte en mayo. Por ello fue obligada a usar un brazalete de control del alcohol en el tobillo que dio una alerta en una fiesta de los premios MTV en junio.
La fiscal encargada del caso, Danette Meyers, también fue estricta a la hora de referirse a las faltas de Lohan a las reuniones semanales de educación sobre el alcohol, a las que no acudió en siete de las sesiones en las últimas 27 semanas.
"Una vez, tal vez, tendría una excusa. En dos ocasiones, un descuido. Tres veces, todavía no han captado su atención.... pero siete veces, eso significa que el tribunal no tiene importancia para ella", dijo Meyers.

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